Llegar en Ocaso.
Llegar en el ocaso es llegar sin que se haga tarde, pero lejos de llegar temprano. Son las luces tenues que recuerdan una brillantez pasada, es la madera ardiendo que va dejándose ganar del humo y que calienta lo suficiente y nada más. Es llegar al cierre, sin que nada cierre aún. Es ese espacio de tiempo suficiente para entrar fugazmente en la vida de todos y hacer un saludo corto sin profundizar. Es la premonitoria muerte junto a los preparativos de huida. Es el espacio justo entre el anuncio del héroe que claudica y el silencio que precede los aplausos de la despedida. Y llego en el ocaso, cuando el frio no es intenso ni el calor molesto. Cuando todos son ya viejos conocidos y cansados; cuando se vuelven renuentes a conocer más. Llego entre la espera de los impacientes que expectantes observan la puerta de salida, entre los confiados que se acomodan en sus sillas porque saben que saldrán al final. Llego en la entrada tímida de la muerte, cuando ésta no se asienta aún. Cua...