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Mostrando entradas de febrero, 2016

Plural

La verdad quisiera gritarle, sentirle los labios al mundo y no temblar sin razón. Quisiera moldear en mis manos un instrumento, un lamento para el mejor postor. Y quisiera no sonar extraño al decir que tengo en la garganta una metástasis suicida y que extrañar se ha convertido, sin más, en una estúpida forma de guardar las ruinas, de escuchar las liras y seguir bailando para ver a Roma arder.  Me gustaría detenerlo todo y abrazar el tiempo, ver si así las palabras no atragantan ni ahogan, ni entierran en sus pequeñas mentiras las pequeñas sonrisas que nos parecían simples y que cuestan tanto. Ver, si de lejos el vómito verbal que no quiere salir se anima y nos acompaña en esta cena promiscua de rostros torcidos y orgasmos a medias, porque me gustaría robarle al minutero las cuerdas para hablar despacio y poder pedir perdón.  Perdón a los sin-nombre que no me interesan, a la naturaleza que me pesa, a las pastillas que no me tomé, y a la gente que no abracé por inca...

Consejos.

Si pudiera darle un consejo le diría que tuviese el valor de ser feliz un segundo al día, de enfrentar la tristeza que conlleva la vida y de gritar. Le diría, si quisiera escuchar, que busque el silencio en el continuo y absurdo movimiento del mundo, por que llegará el día en el que se calmen las trompetas que acompañan el camino que recorre y la única pastilla que detiene la locura se encuentra en soledad.  Si quisiera, le haría el recuento de las veces que sufrió de una felicidad obligada, del absurdo que nos une a todos en una línea curva y rota, que no lleva a ninguna parte y nadie sabe para dónde va. Pero más aún, la obligaría a pensar en los errores que llevamos a cuestas, en los hilos profundamente cortos y rotos que están pintados de dorado, que se mueven con el viento que golpea las ventanas, que huyen ante el peligro de vivir para pensar.  Podría, de algún modo mandarle una carta con la fecha de caducidad de las palabras, con la receta para desintoxicars...