Plural
La verdad quisiera gritarle, sentirle los labios al mundo y no temblar sin razón. Quisiera moldear en mis manos un instrumento, un lamento para el mejor postor. Y quisiera no sonar extraño al decir que tengo en la garganta una metástasis suicida y que extrañar se ha convertido, sin más, en una estúpida forma de guardar las ruinas, de escuchar las liras y seguir bailando para ver a Roma arder. Me gustaría detenerlo todo y abrazar el tiempo, ver si así las palabras no atragantan ni ahogan, ni entierran en sus pequeñas mentiras las pequeñas sonrisas que nos parecían simples y que cuestan tanto. Ver, si de lejos el vómito verbal que no quiere salir se anima y nos acompaña en esta cena promiscua de rostros torcidos y orgasmos a medias, porque me gustaría robarle al minutero las cuerdas para hablar despacio y poder pedir perdón. Perdón a los sin-nombre que no me interesan, a la naturaleza que me pesa, a las pastillas que no me tomé, y a la gente que no abracé por inca...