Agárrate.
Agárrate fuerte de lo que sea estable, monótono, encadenado. Agárrate de lo que no tiemble, de lo que no llore, de lo que no cambie; Agárrate y no te sueltes que te llevará el viento, la locura, la inimitable perseguidera de la hijueputez que llevas dentro. Agárrate de la esperanza y las buenas intenciones, permítete amar si te dejan, follar sin quejas, cargar llantos ajenos por caridad. No te sueltes a la realidad sucia y llena de polvo de la gente que cambia sus amores por dildos baratos, por besos de encaje y cocaína al por mayor. No abras los ojos, sueña, mira el sol en las mañanas y deja de lado la polución maldita de las tristezas que embargan corazones rotos. Déjate llevar por las sonrisas efímeras y no por las marcadas arrugas que deja la nostalgia en un rostro amable, déjate caer en las ayudas humanitarias que a nadie ayudan, en el agua que se envía en aviones y que no quita la sed, en las ganas infinitas de hacer algo por alguien sin que signifique mayor esfuerz...