Agárrate.



Agárrate fuerte de lo que sea estable, monótono, encadenado. Agárrate de lo que no tiemble, de lo que no llore, de lo que no cambie; Agárrate y no te sueltes que te llevará el viento, la locura, la inimitable perseguidera de la hijueputez que llevas dentro. Agárrate de la esperanza y las buenas intenciones, permítete amar si te dejan, follar sin quejas, cargar llantos ajenos por caridad. No te sueltes a la realidad sucia y llena de polvo de la gente que cambia sus amores por dildos baratos, por besos de encaje y cocaína al por mayor. 

No abras los ojos, sueña, mira el sol en las mañanas y deja de lado la polución maldita de las tristezas que embargan corazones rotos. Déjate llevar por las sonrisas efímeras y no por las marcadas arrugas que deja la nostalgia en un rostro amable, déjate caer en las ayudas humanitarias que a nadie ayudan, en el agua que se envía en aviones y que no quita la sed, en las ganas infinitas de hacer algo por alguien sin que signifique mayor esfuerzo. Que nadie te cuente que se jodió el mundo, ¡cierra tus oídos y tus ojos! Que las caries en los dientes de una boca que no sonríe no te marquen tanto como el fusilamiento selectivo, como el genocidio medieval en “la era del amor”. 

Engáñate y toma agua de la llave, asiste a marchas y grita por la libertad. Voltea tu rostro al ver como se pudre la mitad del país, como se secan las lágrimas, como se comen las moscas los sueños de ayer. ¿Cuáles sueños? Ningunos, aquí ya nadie sueña porque no hay camas para dormir ni espaldas que aguanten, aquí no hay párpados que quieran cerrarse ni confianza en las pestañas para morir tranquilo, aquí solo a una canción bella que ilumina la mierda en sus cantares matutinos, que le pone ritmo a lo que no fue, a lo que quiso ser y al fracaso repetitivo de un ejército de almas rotas.

Agárrate, agárrate en esta espiral que se está llevando todo, no te sueltes como yo, ni como el resto que ya no cree, que ya no es, que ya no quiere ser. No te sueltes a la malparidez diaria, a la desilusión de cada respiro de cada persona en cada lugar del mundo. No te sueltes, que aquí ya no hay amor para dar, ni espacio suficiente para recibir más mierda.

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