El último del Año

Hoy les vengo a hablar de las carcajadas de tristeza que me faltaron, de los ojos llorosos y sin lágrimas que vieron detrás de mis párpados y los abrazos sin contacto que le di a cada persona que nunca quise, que amé, que odié y que describí lo mejor que pude en sueños amorfos y palabras complicadas y sin sentido.

 Hoy les vengo a hablar de los litros de alcohol que me faltó meterme, del daño que me hizo decir tantas cosas, dejar de decir otras y maquillar con sonrisas el agua salada que viene de unas pupilas que aprendieron a dejar de dilatarse para evitar confundirse con la emoción de la vida.

Hoy vengo recordando los momentos de plenitud y sonrisas abiertas, el sol brillante que quema y la luna que agobia entre su paz infinita y la intranquilidad manifiesta de no saber hacia dónde se debe andar con ella. Hoy vengo hablando de los que insulté, de los que alagué en un océano de palabras que no tuvieron puerto y embarque, de los besos sin destinatario y los sueños perdidos, de las ilusiones cumplidas y la rabia que me quemó tantas veces las venas con agujas sin filo y cervezas tibias que nadie quiso terminar.

Hoy vengo a evitar pedir disculpas, a no pedir perdón solo porque sé que sería perdonado, porque no importa, porque ya qué. Hoy vengo sin norte de nuevo, esperando encontrar algún ancla pesada que toque fondo, un globo de gas que me eleve y una rueda sin frenos que no se quiera estrellar. Hoy vengo a decirle adiós al que se me fue hace solo un par de días, a sonreír por él con mejillas húmedas y silencios prudentes, a reproducir lo que me enseñó y crecer un poquito más en algún campo que no conozca.

Hoy vengo a aprender algo, a enseñar un poco y a dejarme llevar por los suspiros que no me dejaron hacer lo que quería. Hoy vengo con los impulsos que no me guardé y terminaron muy bien, los otros que no tanto, los golpes que di y las palabras que me faltó decir en una noche a quién cambió tanto, a quién me enorgulleció ver de color rojo y botas bien puestas, con ideas claras y problemas transparentes, levantando peso y siendo leve entre su bipolaridad manifiesta y su romanticismo oscuro manchado de desilusiones y alegrías.

Hoy vengo a dar las gracias, claro, a todos por lo que aprendí, por lo que me dieron y no quisieron darme, a los que me leyeron de vez en cuando y a los que no, a los que sintieron algo, a los que me sintieron, a los que quisieron dejar de sentirme, y me dejaron ir.

Hoy vengo a besar a quién estuvo a mi lado, a abrazar a quién se fue de viaje, a mi familia, a mis amigos que aunque pocos, siempre estuvieron allí. 


Hoy vengo a decir feliz año, aunque no esté feliz ni celebrando, aunque así quisiera no me bañé en champaña, ni salí corriendo a abrazar a mi mamá. Me gustó conocerlos, seguir conociéndolos, quererlos, odiarlos, amarlos. Un abrazo.

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