Fragmentado

Estoy fragmentado, totalmente, irremediablemente. Roto de las cosas que nunca pasaron, de los concursos fáciles que nunca gané, de los juegos felices a los que no me invitaron. Estoy roto, roto de amar profundamente la superficie de las mentiras que me contaban, de buscarle un significado a la sonrisa prófuga del desazón que me marcó.

Estoy fragmentado en el odio desmedido hacia las cosas simples de la vida, roto a un nivel interno, desprendido de las ganas de recorrer un mundo que no entiendo, secuestrado en la desconfianza, en el sin sentido que une la vida pobre de todos los que son mejores que yo.

Roto, roto de ver cadáveres que no provocan tristeza, roto de sentir que no siento nada, roto de buscar pupilas excitables detrás de los párpados de alguien que ya se fue. Rotos tengo los dientes de los demás cuando se estrellan con mis ojos, desgastados de una felicidad obligatoria que no promete nada y que nada da.

Estoy roto de las ganas que tuve de ser mejor persona, roto en partes que se fueron malgastando con cada batalla que perdí. Perdido por los valores que se fugaron y que ya no me guían, en fuga constante por el sufrimiento que propagué, las traiciones que facilité, la desilusión que sembré en quienes aún creían que estaban en el mejor de los mundos posibles, mundo que rompí por malicia, mundo que no pude arreglar nunca más.

Estoy roto de las canciones que me rompieron cuando debían recomponerme. Ahogado en lagrimas que se filtraron por las hendiduras de mi vida rota y permeable. Roto de fingir, de no ser, de no estar.
Fragmentado en partes que no pertenecen a ningún lugar, que en nadie confían y a nadie quieren hablar, fragmentado en partes mías que no reconozco, en memorias confusas de algo que no fui.

Estoy roto por la nostalgia, por las repetidas equivocaciones que constantemente cometí, roto de las fotos que le tomé a lo que quería mantener vivo, de lo que maté cuando disparé la cámara, de la macabra representación de la vida en una imagen inamovible, muerta, pero constante.

Estoy roto de creer en imposibles, de buscar posibles en los sueños rotos de los demás. Estoy roto de entender que Dios no existe, de saber que están más rotos los que creen en él.


Roto, profundamente roto en un mundo que no permite grietas, rodeado de personas que no pueden recomponer lo que fueron, que no saben lo rotos que están. 

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