Las Reglas Rotas.
La recuerdo sucia, ebria y sin ganas de vivir. La recuerdo
en sus pesadillas a media noche, en sus sueños de medio día y sus trabajos de
vez en mes. Recuero que al levantarse se perdía entre las sábanas y gritaba mi
nombre, el suyo y el del orgasmo de la noche anterior. Recuerdo que a veces me
escupía y su sabor a tabaco, cenizas y más me impregnaba los labios el resto
del día. Me hacía feliz.
Su rostro blanco y sus ojos manchados, su pelo sin caspa y
sus labios azules. Sus intentos de suicidio, sus pastillas sin medicación y su
perro regordete que no dejaba de enfermarse… ¿Qué recuerdo? Recuerdo que la
amaba sin un horario fijo, sin una intensidad adecuada, sin un alma que pudiera entenderla. Ojalá el
pasado no tuviese tildes, ojalá las horas sin minutero no fuesen siegas y el
tiempo sin esposa supiera amar. Ojalá, ojalá, ojalá…
Un día se levantó temblando, con una media rota y un pie
desnudo. Apenas si podía moverse, apenas si podía hablar; tenía la
pestañina corrida y el pelo confundido,
tanto o más que yo. Gritaba, golpeaba, temía; Luego entendí que estaba
aterrada, luego supe que no la volvería a ver.
Me hablaba en tonos menores de las palabras que nunca le
escribí y los poemas que olvidé rimarle, regañaba al mundo por tenerla ahí
junto a mí y se enfurecía queriendo amarme. Los dos sabíamos que el amor nunca
nos abrazaría más allá de un espejo, entendíamos la belleza de nosotros mismos,
de los párrafos inconclusos y los besos sin sabor. Conocíamos el contrato, y su
cláusula sobre el amor.
Nos habíamos prometido nunca conocer el color de nuestros
ojos, nunca oler el sudor expulsado de la piel. Habíamos jurado no vernos al
bañarnos, no buscarnos sin una erección. Habíamos roto las reglas, habíamos
olvidado un poco la razón cada día al levantarnos, cada día al sonreír.
Ella no soportaba amar a nadie, yo no soportaba amarla a
ella. La última vez que me escupió la tengo en los labios, queriendo sentir su
odio húmedo que tanto amé. La última vez que la vi quisiera guardarla, antes de
su caída desde el piso 23.
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