Monólogo
Solo es un ruido
anónimo detrás de la oreja
Un susurro perdido
que no quiero encontrar,
Dos palabras
infinitas que quisiera tirar por un barranco,
Dos ojos como los suyos
que no quiero mirar.
Son ya tres días desde
que decidí abandonarme,
Quisiera clavarme el
agua que me cae por la cara;
Ahogarme en un
recuerdo que se pierde en las esquinas.
Antes veía en la
oscuridad y en la luz del día,
Pero mis ojos se
esconden detrás de los párpados
Para que no los
hieran, para que no los toquen,
Para olvidarse por
fin de la silueta que se fue.
Ya no quiero escuchar
nada, sentir nada, ver nada;
Y su ruido detestable
me persigue y me atormenta,
Ojalá pudiera
amputarme el tiempo vivido,
Ponerme una prótesis
que no sepa recordar.
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