Violetadas historias y demás.




Con el cansancio en mis ojos aun abiertos, mis manos se mueven poseídas por la tinta virtual que ahora acompaña los versos, con la luz tenue de una noche oscura como los puntos de tus ojos tan discretos y atrevidos; Dos puntos que como abismos se abren y cierran según la ocasión, agujeros negros de lo más alejado de la bóveda celeste, increíbles en su opaco color que contrasta con un arcoíris de violetas acaramelados y fuegos de oro y plata, recogidos en el circular espejismo de las ninfas olvidadas. 

Son caminos o raíces que se unen sin razón
Son tus labios que acompañan en sus pliegues de calor.
Son abismos púrpuras de color café, amarillo, rojo y negro
Azul también con verde y gris
Son tus ojos de mil colores y su luz tan celestial,
Como de otro mundo en mi mundo singular;
Fijos como lanzas y cálidos como el sol,
Fríos como la nieve que me da su calor
Pequeños y alargados, suaves, delicados
Son tus dedos y tus manos los que me acaban desquiciando
Es tu voz y el sin sentido, son tus cantos y gemidos
Es tu cuello que palpita y son tus pechos que hipnotizan
Es tu Ombligo que me acaba y tus caderas que me traban
Son tus nalgas delicadas y tu espalda con su mapa
Son tus piernas que me estrellan con estrellas entre ellas
Son tus pies quienes caminan, son ideas quienes dictan.
Mientras vela el ancla en un mar de hojas y el viento atasca palabras en rocas
Y el faro se prende a la luz de la plata, y tu pelo se vuela sin ancla ni estaca
Son poemas que no terminan, son tus besos que iluminan, en mi vida con tú vida y lo que nos queda por vivir.

Nunca sé cómo empezar a escribir de repente, como si el mundo se volcara en el teclado y se hundiera entre las teclas, y los dedos fuesen dioses caprichosos y viles, que cimentan en su gracia las palabras de anastasia, y no sé cómo escribir en tú piel lo suficiente, ni lo poco, ni lo mucho, ni lo mío, ni mis besos, ni lo que a tú lado me queda por vivir, así muera mañana, así viva por siempre; se me van las ideas y empiezo a divagar, es mi manera de contarte historias escondidas en pajar, porque escribiendo para ti mil universos yo me invento, como quisiera cada noche hacerlo entre tus sueños, perderme en las letras para perderme en tu cuerpo, pues magia eres también, y nadar contigo en versos al ritmo de tu espalda, en ese camino turbulento y calmado que mil veces me ha matado, en el sosiego  de tus húmedos cantos que me acogen sin desdén, en tus brazos donde seguro me siento y sentir se puede, donde vivir en tus ojos es posible, un instante cada siempre, como tú.

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