¿Del insomnio?



-          -Y ¿Qué me dices de él?
-          -¿Del insomnio?
Su sonido no me deja concentrarme en la nada, me digo escuchando en la noche un soneto pasivo y solitario, sin violín ni cuerdas, solo teclas y luz; su sonido no me deja irme, me digo al verle, al ser, no me deja más que quedarme, sentarme; su sonido no me deja más que repetir la noche, cuando se acaba el despertar, cuando se acaban los reproches; no me deja su sonido más que el eco de lo que fuimos en futuro, en  nostalgia contenida que no llega, en  vació lleno que busca no salir; Busca la noche lo que llega, busca el día que salió, los tonos no se buscan pues se encuentran se chocan y se van, no se enteran pues no entienden, no comprenden ya sin más; no se buscan los ojos en la noche, no se caen las ropas del follaje, no se prende la hoguera del pesar; no se funde cotidiano el tímido caminar, no se borran las palabras ni la tinta que camina sin cesar.
-         - ¿Hace cuánto no duermes?
-        - No recuerdo, no lo sé, pero te seguiré hablando de él.
-         - No te vayas…
-          -Hablarte así es lo único que no me aleja de ti.
-          -Maldito poeta.
De aquí se sabe poco, como poco es lo que hay, basura sin preguntas, suicida y sucia, intrépida y curtida, perdida por acá; Por acá decía mi madre, por acá mi padre y por allá me fui, sin seguir, sin pedir, me fui como el enfermo terminal que desnudo corrió, como la inspiración que se esfuma con la voz del buen amor, con la voz de lo que sigue, con la voz que se va.
-        -  No te pierdas en tus versos
-          -Son tuyos, ¿No lo entiendes?
-         - No desvíes la conversación
-          -¿Lo hago?
Damos por perdido el viento sin saber volar, damos besos al espacio, damos pasos al andar; quise ser un esperanto y esperar, pero depilando penas me corté el afán, rompiendo pieles me perdí azafrán;  quise que quisieras quererte como tal, quise muy adentro que te fueras sin pensar, quise que quieta te quedaras, quise que corrieras sin mirar, que sonrieras mientras lloras, que rieras para atrás, como bipolar perdido, como sombra sin voz y sin pan, sin vino ni paz.
-         - Eres una enfermedad
-         - Quisiese ser a tuya
Catarsis quisiera tuvieras, catarsis quisiera tener, si tener se puede siquiera más de un querer, de un poder, maquinaria pesada del fuego tus ojos que ven, que avanzan y vencen, que queman y arrasan, palacios y chozas, preludios y obras, tu mano y mi ser; en la noche los ojos no ven más que manchas decían, miraba yo en un insomnio y leía también,  libros y prosas, revistas de ayer, periódicos de mañana sin caer de Toscana, sin caer en la Praga.
-        -  Lo eres, eres mi enfermedad terminal que no me deja vivir ni matar, eres el maldito que se posee con las letras, un imbécil orgulloso, un loco, un amor, eres solo la sombra de lo que escribes.
-       -   ¿Tienes miedo?
Gigantes son los miedos, y se esconden tras lo oscuro, tras lo dudo, tras atrás; en la noche se incrementan, el sueño los ahuyenta, los aleja en la memoria, los golpea con las prosas; el sueño es importante dicen, dicen que sin él se dicen a sí mismos locos sus ausentes, pues de uno mismo poco soportan espejos brillantes, caídos y rotos, lujosos y pobres en trizas pequeñas de miseria, en trozos gigantes de perdón, poco soportan las horas el cuerpo, la mente divaga, la mente se va; Insomnio que traes contigo tu madre locura, tu padre demencia y tu espada silencio, secuaz en casos graves las letras, en casos leves los versos, en casos perdidos alcohol.
-       -   Tienes los tres casos en la espalda
-        -  ¿Y en la tuya que hay?
-       -   Lo que dejaste, lo que no te quisiste llevar
-        -  ¿Qué dejé?
-      -    Una historia
-        -  ¿Cuál?
-      -    Te la contaré, ya también te tengo historias, Algún día.

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