Lo Inmencionable



Quiero golpearme contra una pared en la cabeza hasta quedar inconsciente, que me sangre el cuerpo y los demonios posean la carne y hagan lo que deseen con ella, quiero hacer una gran fogata con el mundo, quemarlo todo y volverlo añicos, acabar con las flores y las rosas, que los versos se encarguen de dañar lo arreglado y pudrir lo decente para volverlo vulgar y bohemio; quiero descargarme y golpear tan fuerte que mis nudillos sangren, que tengan que quitarlos y en mi boca solo queden dientes con muchas ganas de morder, quiero leer en la espalda mientras escribo sobre ella y su perfección, esa fuera de lo común que no necesita explicación;  quiero también tomar un revolver y poner solo una bala en el, dispara 5 veces sobre mis ojos y ver qué pasa, volarme los sesos o tomar whiskey de la botella, sin refinamientos ni protocolos; quiero poesía pura y recién escrita, salida de su retorcida cabeza sin principio ni fin; quiero destrucción sobre mi cadáver, quiero tierra sobre mis palabras, quiero que me zarandeen fuerte y me hagan gritar un gutural salido de las entrañas.
Y todo puede irse a la mierda, aunque ya parezca estar allá, que sea el viento quien decida mis pasos, que mi cerebro se vuele y mi corazón se pare, que todo acabe mientras empiezan los violines, quiero ráfagas de odio rápidas y fugaces, quiero delicados trazos de dolor tranquilos y cautos, quiero secretos inmencionables y descarados, y quiero un cigarro por que ya se me acabaron.
Quiero caligrafía de la buena, con buena ortografía, quiero a mil poetas muertos recitando sus nombres en mi cama, quiero de almohada una botella y de cobija un cuerpo incinerado por las prosas.
No quiero nada sin preludio, pues hasta la muerte es aburrida sin camino, el fin último no importa, importa que tanto se quiere llegar a él, quiero juegos introductorios y recalcitrantes, quiero agitadas hojas muertas entre mis frases, no quiero un beso simplista y acongojado, no quiero nada bueno y tampoco malo.
No soy más que la sombra de homúnculos desastrosos y fétidos, no soy algo después de la vida, no soy muerte ni soy dicha, no soy siquiera un nostálgico sin prisa, no soy poeta ni escritor, soy lector y amargado, soy yo, y no lo soy, nada importa más que lo que no importa
Y al final un respiro hondo y suave, desde los pulmones hasta el firmamento, desde sus entrañas hasta el averno, fuera de hastió cotidiano, cerca del retorcido mundo psicótico del no volver, fuera de la vida y de la muerte, cerca del mundo más allá de este.
Tengo unas ganas endemoniadas de agarrarte por el cuello y besarte. Hermosa y maldita Embriágate y acompáñame que yo ya lo estoy. "Las preguntas medianamente adecuadas son los detonantes mas precisos para las palabras que no se leen ni se escriben"   Te odio por querer eso con tanta fuerza. Me cortas la respiración, siento casi como si me acorralaras desde tan lejos, solo con un lenguaje, y eso solo me hace pensar en hipótesis sobre  que podrías hacer con los otros mil.
Quiero que me robes otro trozo de alma. Quiero que me mates de una vez.

Juguemos entonces  a ver qué pasa, Que vengan las tormentas en un violín sobre tu cuerpo, porque quiero besarte y quemarme en tus labios.
Quiero darte más veneno, y que tú me lo inyectes, quiero reabrir tus heridas una y otra vez, para poder sanarlas después, y que el tiempo no se entrometa en la sanación, porque cosa de los versos debería ser, quiero que te arda como me arde, y quiero que no me dejes sanar las heridas si no es con tus letras y tus cantos...
Magia, quiero tu magia, tu odio, y tus mordiscos en la madrugada, quiero que despiertes mi sueño si así lo deseas, ¡Odiarte! ¡Amarrarte! sacudirte en una batalla violenta para luego en calma quererte mejor....

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